lunes, 4 de julio de 2011

Calurosa tarde de verano.

"Sólo, corría. 
Huía de su propio sino.

Al mismo tiempo miraba sus manos. 
Se las estaba frotando enérgicamente. 
No porque estuvieran sucias realmente. Era una mancha de culpabilidad.

Sudaba. Le entraba en los ojos. Lloraba. Resbalaba por su cara. 
Sal.

Palpitaba dentro de él la rabia, y su corazón parecía querer clavársele en las costillas.
Su garganta expectorar.
Sus pulmones estallar.
Sus piernas flaquer


Y cayó al suelo. 

Nadie quiso socorrerle. 
Nadie pudo entenderle.
Nadie creyó conocerle.


Pero vivirá eternamente."



Quiero hacer las paces contigo Jimbo. Y vamos a conseguir que así sea.
Espero que estés bien. Aunque no siempre supiste estarlo. Sé que ahora sí lo estarás.
De veras que lo creo así.

Pablo.



(Todo esto ha surgido a raíz tres estímulos diferentes: una discusión casera que lleva a una situación incómoda, rayos de sol haciendo el amor entre las nubes y el aleatorio de mi móvil.)

Últimamente estoy bastante sensible, y sinceramente, no creo que sea por el orgullo gay.

Paciencia y autocontrol.
Vamos a conseguir que el orden venga.
Le haremos una oferta que no podrá rechazar.